Ayer dio comienzo la IV edición de la Escuela de verano MEVISUR en Benagalbón.
En un contexto de alegría, cercanía e ilusión, nuestra Visitadora, Sor Mª del Carmen Polo, nos dio la bienvenida, animándonos a seguir sembrando con esperanza en esta tarea apasionante como es la de educar. Ella junto con su Consejo, también presente en este día, fueron un estímulo y apoyo a este servicio que con responsabilidad y entusiasmo desempeñamos en nuestros Centros Educativos Vicencianos.
Estamos reunidos en Málaga, aproximadamente doscientos profesores con un gran deseo de formarnos y seguir aprendiendo para dar lo mejor de cada uno, a los alumnos/as que Dios pone en nuestras manos.
Una vez concluidas las palabras de la Visitadora, nos presentó a la nueva Consejera Provincial del campo de Enseñanza, Sor Carmen Machado, quién desde la sencillez y el convecimiento nos dirigió unas palabras motivadoras, de las cuales entresaco algunas ideas que nos invitan a vivir con generosidad y con apertura a la novedad, estos días
“Dicen que la mejor herencia que unos padres pueden dejar a sus hijos no son las cuentas del banco, ni los inmuebles, ni las fincas…. es la educación. Pues la mejor herencia que tenemos la escuela vicenciana para dejar a los niños y jóvenes que estamos educando es la formación de sus profesores y profesoras.
Por eso en estos cuatro años me atrevería a decir que todos nuestros claustros han pasado ya por esta escuela.
La Escuela Vicenciana, desde sus orígenes, tiene muy claras algunas cosas:
Esto nos indica que la Escuela vicenciana sigue viva …
Como irán viendo a lo largo de estos días, el hilo conductor de nuestras celebraciones estará inspiradas en la Exhortación Apostólica: “Christus vivit”. Esta Exhortación post-sinodal trata de un tema muy cercano a nuestra misión como educadores. Parece una exhortación dedicada a los jóvenes, pero no tiene desperdicio para un educador.
Estamos inmersos en multitud de proyectos innovadores, que nos llevan a aplicar nuevas metodologías, como educadores Vicencianos, y siguiendo la exhortación “Necesitamos más bien proyectos que los fortalezcan (a los jóvenes y niños), los acompañen y los lancen al encuentro con los demás, al servicio generoso, a la misión.” Este ha sido y podría seguir siendo nuestro reto de cara al futuro de nuestras escuelas.
Hemos pasado todo este curso “sembrando esperanza” en nuestros niños, jóvenes, familias…. Pero no nos hemos quedado en la siembra, Después de la siembra hemos regado, quitado malas hierbas, protegido contra las plagas… y al final, la cosecha, que como sabemos para un educador, no es inmediata y por tanto seguiremos “esperando” con una espera activa, que nos lleve a fortalecer y potenciar los dos grandes pilares de la escuela vicenciana del siglo XXI.
La Exhortación Apostólica nos habla de Jesucristo Servidor. Y en esta línea sor Carmen Machado, nos recordaba:
“Servir, para eso queremos saber más”.
Seguiremos a Jesús, desde el carisma vicenciano. El nuestro, el que amamos… Y para llevarlo a cabo, las herramientas necesarias, definidas en nuestro Modelo Educativo (MEVISUR)
Trabajo en Equipo. Nuestra escuela tiene un proyecto bien definido al que cada uno contribuye con su buen hacer. Para que éste se desarrolle, adecuadamente, habrá un gran despliegue de acciones coordinadas y responsabilidad compartida.
Estos días, además de formativos en el sentido pedagógico, quieren ser también momentos de encuentro fraterno. El Señor es el que nos convoca. El es el Maestro por excelencia. Es el quien nos invita a encender estrellas, como dice la exhortación Christus vivit:
“El Señor nos llama a encender estrellas en la noche de otros jóvenes… Dios nos enciende estrellas para que sigamos caminando: «Las estrellas brillan alegres en sus puestos de guardia, Él las llama y le responden» (Ba 3,34-35)
Y para encender necesitamos fuego, fuego que recibiremos cada día en el momento de oración, en el encuentro de unos con otros, en las comidas fraternas, en los testimonios de los talleres de la tarde….
Recibamos estos días como regalo de Dios. Seamos sensibles a todo lo que se nos vaya ofreciendo tanto en el plano humano como espiritual.
Concluyó sus palabras agradeciendo de corazón a todas las personas que han hecho posible que esta Escuela se realice, destacando la ilusión y la eficacia así como la apertura en la sugerencias hechas.
Y…finalmente dirigió su mirada a todos los educadores aquí presentes diciendo:
GRACIAS a todos ustedes. Nada de lo preparado tendría sentido sin ustedes. Sé el grado de cansancio que un curso escolar acarrea. Imagino todas las responsabilidades que, a nivel familiar, pueden tener. Entiendo el esfuerzo que a cada uno le puede suponer estar aquí cuatro días, pero sobre todo lo que demuestran es que están dispuestos a SABER MÁS PARA SERVIR MEJOR.”
Después de estas profundas y emotivas palabras que nos pusieron a todos en sintonía para la aventura que comenzábamos, quedó inaugurada con un fuerte aplauso, muy sentido, la IV ESCUELA DE VERANO MEVISUR 2019.
¡Qué Jesús, el Maestro por excelencia y la mirada de María Milagrosa, acompañen estos días que con ilusión emprendemos!