NO VALE
Los manuscrito del prisionero nº 119.104
“La historia nos brindó la oportunidad de conocer la naturaleza humana quizá como ninguna otra generación. ¿Qué es en realidad el hombre? Es el ser que siempre decide lo que es. Es quien ha inventado las cámaras de gas, pero también el que ha entrado en ellas con paso firme, musitando una oración”. El autor de estas palabras vivió como prisionero la experiencia de los campos de exterminio, en ellos luchó hasta el extremo por conservar y reconstruir sin éxito las palabras escritas de su obra y rescató el valor del sentido como clave para la esperanza y una vida buena.
Fundador de la Logoterapia o Tercera Escuela de Viena, el Psiquiatra y neurólogo Victor Frankl vuelca en El hombre en busca de sentido su experiencia en los campos de concentración como punto de partida vital para esbozar las claves filosóficas de sus planteamientos terapéuticos en torno a la noción de “Voluntad de sentido”. La búsqueda de sentido es para Frankl, requisito indispensable para la salud mental. Citando a Nietzsche, nos recuerda que “Quien tiene un porque para vivir, puede soportar casi cualquier cómo”. Para el prisionero nº 119.104, su “intenso deseo de reelaborar ese libro” manuscrito que le fue arrebatado y destruido al ingresar en Auschwitz constituyó una ayuda esencial para “sobrellevar los inhumanos rigores del campo”.
La Noodinámica o tensión interior entre lo logrado y lo pretendido, entre lo que uno es y lo que puede llegar a ser nos muestran a un ser humano en proceso y búsqueda, expuesto a la necesidad de “Sentido de la vida” en cuanto es él a quien la vida interroga. Probablemente una de las obras fundamentales del siglo XX, El hombre en busca de sentido mantiene la vigencia de las experiencias intelectuales y vitales que nos desencajan dándonos la oportunidad de vivir de otro manera
Te proponemos la lectura de tres pequeñas historias muy queridas y clásicas para los Equipos de Orientación pero desconocidas aún para algunos. Leer cada una de ellas apenas te llevará unos minutos pero estamos seguros que su mensaje te dejará huella.
Emily Pearl era guionista de la serie Barrio Sésamo y madre de un niño con síndrome de Down. En muchas entrevistas le preguntaban por su experiencia como madre por eso decidió escribir esta pequeña historia. Utilizando la metáfora de un viaje este texto describe la experiencia de educar a un hijo con necesidades educativas especiales, desde el impacto inicial al saber que tiene una discapacidad pasando por el proceso de aceptación para llegar a la alegría de cada logro.
Como maestros tenemos en nuestras aulas alumnos con NEAE, nos preocupamos por ellos y por darles la mejor atención educativa pero… alguna vez te has parado a pensar cómo se sienten sus padres, cómo es el camino emocional que han recorrido y que aún tienen que realizar. Te has planteado qué significa para ellos los retos de cada día de colegio, las entrevistas de tutoría,… Con este pequeño relato queremos dirigir nuestra mirada a los padres de nuestro alumno con NEAE bajo un enfoque afectivo-emocional que nos permita tener una comprensión más profunda de su realidad personal y familiar. En esta línea es muy interesante la película: “La historia de Jan”. Realmente conmovedora.
El segundo relato es “El caso de Lorenzo”. Lorenzo es un niño “especial” porque tiene que arrastrar un cazo rojo siempre con él. Con palabras sencillas y afables imágenes la autora nos muestra las cualidades y las limitaciones que tiene que superar.
Algunos de nuestros alumnos también tienen un cazo rojo, o azul, o verde que le pone algunas dificultades. Lorenzo creyó en sus posibilidades e integró sus diferencias , por eso, acaba llevando su cazo metido en el bolso lo que le permite superar los obstáculos. Todo ello nos hace reflexionar sobre nuestra tarea como profesores y sobre la necesidad de crear un clima en el aula que permita a nuestros alumnos creer en ellos mismos, desarrollar su autoestima y alcanzar su máximo potencial por encima de cualquier problema. Como educadores tenemos la hermosa labor de integrar la diversidad funcional en nuestras aulas y de ayudar a nuestros alumnos a gestionarla como una parte de más de su ser. Si quieres ver un ejemplo real de superación e integración de la discapacidad mira el video TEDRiodelaPlata de Constanza Orbaiz: “Discapacidad, poder distinto”. Toda una lección de vida.
La última propuesta es “Por cuatro esquinitas de nada” (Jérôme Ruillier). Es una pequeña historia sobre “Cuadradito” o, lo que es lo mismo, una representación gráfica genialmente simple sobre la diferencia, la exclusión y, finalmente, la inclusión.
Cuadradito quiere jugar en la casa de sus amigos Redonditos pero no pasa por la puerta ¿qué podemos hacer?… En nuestro caso “Cuadradito” serían nuestros alumnos con NEAE y la “Casa de los Redonditos” el sistema educativo. Queremos que “Cuadradito” se integre de forma afectiva y efectiva lo que implica la búsqueda de respuestas alternativas. Este texto nos ayuda a meditar sobre la importancia de la inclusión educativa. Igual que los “Redonditos”, la comunidad educativa, tenemos que superar las dificultades para seguir trabajando con ilusión en un modelo que garantice una escuela que se adapta a todos y cada uno de los alumnos mediante la modificación curricular, metodológica y organizativa. Nuestras aulas acogen a la diversidad y con este relato pretendemos recordar que como docentes estamos llamados a una búsqueda inagotable de formas de responder a ella. Como San Vicente ¡seamos creativos!.
¡TRES RELATOS Y TRES REFLEXIONES
PARA LLEVAR EN EL CORAZÓN A NUESTRAS AULAS!
«Rendirse no es una opción». A menudo nos encontramos en la vida con muchas dificultades que nos hacen pensar que tenemos que parar, que hacer un alto en el camino y dejarlo todo.
La película, basada en hechos reales, narra la historia de Ramón, un treintañero con un buen trabajo al que un día le empieza a fallar el cuerpo. Tras las pruebas médicas le diagnostican esclerósis múltiple. Tras conocer la enfermedad, le dicen que no podrá andar ni 100 metros dentro de un año, pero él, bajo el lema «Rendirse no es una opción» decide realizar un Iron-Man.
Una vez conoce su diagnóstico, Ramón cae en una depresión, al igual que muchas personas con esta enfermedad, ya que «sufren incomprensión, problemas en el trabajo, despidos, falta de ayudas, soledad…». Un pilar fundamental de esta recuperación, además de su mujer y sus hijos, será su suegro, quién lo acompañará en todo su entrenamiento para las pruebas del Iron-Man.
Los docentes deben ser ese mismo apoyo, deben acompañar a los jóvenes para conseguir sus sueños y que nunca se rindan ante todas las adversidades que van a encontrar en en su camino.
“Castiga a quienes se portan mal para que hagan lo que decimos que está bien”.
Dicho así, la premisa de la “teoría del control” llama un tanto la atención y suscita cierto rechazo. Menor es la antipatía que genera la idea de que “tenemos cierto derecho, o incluso obligación, de imponer a los demás aquello que estamos convencidos es bueno”. Porque, a fin de cuentas, muchas personas, no solo han descubierto “lo que es correcto para ellos”, sino también “para los demás”. ¿Ha venido orientando esta creencia nuestra actitud como padres, nuestra disposición como líderes o directivos, nuestra acción al “ayudar” a los demás? Glasser se revela contra la coerción -incluso en sus sutiles y socialmente aceptables maneras de expresarse- proponiendo una psicología de la “elección” que desplace los usos y abusos del control externo como herramienta de interacción social.
La obra de Glasser cabalga entre el sentido común, la reflexión técnica y la experiencia práctica de su proyecto de “escuelas de calidad” (que ninguna relación guarda este concepto con el propuesto por los procesos de certificación). Partiendo de la insatisfacción personal que genera el esquema de imposiciones externas, tanto para quien las sufre como para quien las pretende, nos propone la confianza en las capacidades del otro como criterio rector en las relaciones de cuidado, ayuda, asesoramiento y educación; el respeto hacia los puntos de vista divergentes como fórmula de convivencia; la humildad o realismo a la hora de valorar nuestras “convicciones”, junto a la fortaleza de defenderlas de cualquier imposición externa. Para ello, sin duda, es consciente de que ha de desmontarse un paradigma de siglos, una forma de estar en sociedad y de percibir las relaciones que ha impuesto a nuestra especie una cultura de la opresión y el enfrentamiento. Las dosis de imaginación y esfuerzo que esto supone son grandes; el logro que se atisba es imprescindible para un futuro verdaderamente humano.
Lectura motivadora e inquietante para padres, educadores, lidere y directivos y para cuantos tienen la responsabilidad de atender las necesidades y dificultades que los otros nos presentan. Imprescindible para quienes puedan correr el riesgo de olvidar que la libertad nos constituye como quienes somos.