• Liderazgo personal, relaciones humanas y entorno social
• Orientación al aprendizaje
• Marco gerencial, jurídico y económico

La reflexión en torno a la formación de directivos escolares viene siendo asunto recurrente que, en palabras de Bardisa “lleva más de un siglo girando sobre si misma en un bucle que no acaba de cerrarse”. Se ha venido insistiendo en el liderazgo como elemento definitorio de la capacidad de dirección de un centro docente mientras que en otros contextos se prima la capacidad de organización y dirección gerencial o el conocimiento jurídico administrativo. La relevancia de la didáctica y la metodología, por su parte, ha reclamado un modelo de dirección en el que se valore primordialmente la capacitación pedagógica. En cualquier caso, se reconoce insistentemente la relación necesaria entre modelo educativo, organización escolar y modelo o estilo de dirección (Gairin, 2003). Nuestro proyecto parte de la convicción de que aspirar a contar con una escuela con capacidad transformadora que centre sus esfuerzos en el aprendizaje de los alumnos como condición de sentido y crecimiento integral requiere una visión del liderazgo coherente con tal finalidad.

Desde amplias instancias sociales se cuestiona la capacidad de la escuela para dar respuesta adecuada a las necesidades del sistema productivo, la construcción de la ciudadanía o la formación y desarrollo integral de la persona y se demanda un especial ejercicio de la función directiva en la educación. Existe el convencimiento de que en dicho ejercicio reside era parte del éxito o el fracaso del despliegue y articulación de los restantes factores que condicionan el funcionamiento de la escuela. En nuestro caso, tal afirmación se sustenta sobre la constatación de que el factor clave en la mejora de la calidad educativa es el desarrollo personal del docente como presupuesto de su desarrollo profesional. Como ponen de manifiesto las investigaciones de J. Hattie, no existe en este momento ningún factor de aprendizaje más poderoso que dependa de la Escuela que la consideración que el docente le merece a sus alumnos: aprendemos más y mejor de aquellos a los que tenemos en mayor estima y tal estima requiere la autenticidad y calidad personal del docente. De ahí que, en una comunidad de aprendizaje, el directivo necesariamente haya de asumir la condición de liderazgo; y de hay que dicho liderazgo haya de responder a un profundo desarrollo de la persona.

• Isauro Blanco
• José María Fernández
• Fran González
• Alberto Gómez
• Manuel Jesus Ceballos
• Antonio Montero
• Sebastián Cano
• Manuel Alcaide
• Juan Carlos Heras
• Carlos Escudero
• Carlos Ojeda
• JuanJo de la Torre
• Amparo Faura
• Emilio Díaz
• Álvaro Vioque
• Sor Carmen Machado
• Coral Larraz
• Macarena Alonso
• Inmaculada Cárdenas
• Luis Rey
• Daniel Montalvo
• Juez
• Fiscal de menores