“Si se siembra la semilla con fe y se cuida con perseverancia, sólo será cuestión de tiempo recoger sus frutos” Thomas Carlyle
Nuestro huerto ha sido un proyecto generacional, lugar de aprendizaje, observación, cuidados capaz de aportar al alumnado la motivación necesaria para construir nuevos aprendizajes, valores y normas que les permitan convertirse en ciudadanos saludables, adquiriendo conocimientos teóricos y prácticos importantes para su vida y para el medio ambiente.
Hace años nuestro centro quiso dar vida a una de las zonas del jardín del patio de recreo creando nuestro huerto escolar donde todos participáramos, alumnado, profesorado y también las familias. Toda la comunidad educativa se puso manos a la obra. La pandemia nos hizo parar con mucha tristeza, mirando fundamentalmente por la salud de nuestros abuelos pero este curso volvemos a retomar lo empezado, a trabajar con nuestros alumnos con ganas e ilusión haciendo de ese pequeño rincón una zona de trabajo donde cada alumno pone su granito ayudando a esas semillas a dar fruto con mucho trabajo, constancia y paciencia.
Nuestros alumnos han preparado la tierra, sembrado verduras de temporada (algunas ya las hemos degustado, como las patatas y las lechugas) y seguimos con el cuidado y mantenimiento de las que continúan sembradas. Creemos importante resaltar la multitud de beneficios que aporta a los niños y niñas que participan en la actividad:
– Desarrollo de habilidades motrices. Plantar el huerto requiere remover la tierra y utilizar instrumentos con las manos como palas o regaderas, por lo que nuestros alumnos mejoran sus habilidades motrices.
– Trabajo en equipo. Los huertos escolares requieren que el alumnado siga las indicaciones del profesorado y que se coordinen entre ellos para repartir todas las labores que hay que hacer en el huerto. El trabajo en equipo será una habilidad que utilicen a lo largo de su vida y promoverá, además, valores como el respeto o la igualdad.
– Responsabilidad. Cada alumno asumirá una responsabilidad en relación al huerto y esto les enseñará la importancia de tomar decisiones, asumir las consecuencias de las mismas y actuar con diligencia.
– Sostenibilidad. Los huertos escolares pueden ser una forma de enseñar la importancia de la sostenibilidad. Por ejemplo, se puede utilizar lo que se deseche del huerto (frutas que se han estropeado, etc.) como abono natural de los próximos cultivos. Otra idea es cultivar plantas pequeñas que crezcan rápido y que sirvan de abono a otras plantas. Pueden ser tréboles o alfalfa, entre otras.
– Aprendizaje sobre los alimentos. Los huertos escolares son una forma de que nuestro alumnado aprenda los múltiples beneficios que obtenemos de cada fruta o verdura, qué alimentos son más sanos, o cómo elaborar comidas nutritivas con los productos que se cultivan.
Un gran trabajo cooperativo que empieza a dar sus frutos y que implica a todas las etapas educativas sin olvidar la colaboración de nuestras familias.
María del Carmen Mera Bermúdez
Coordinadora Huerto Escolar
Colegio Divino Salvador