Educación Vicenciana. Provincia España-Sur

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ESPIRITUALIDAD VICENCIANA EN ADVIENTO

FORMACIÓN LITÚRGICA PARA EL PROFESORADO VICENCIANO

DECÁLOGO DE ADVIENTO

  1. Adviento es una palabra de etimología latina, que significa “venida”.
  2. Adviento es el tiempo litúrgico compuesto por las cuatro semanas que preceden a la Navidad como tiempo para la preparación al Nacimiento del Señor.
  3. El Adviento tiene como color litúrgico al morado que significa penitencia y conversión, en este caso, transidas de esperanza ante la inminente venida del Señor.
  4. El Adviento es un periodo de tiempo privilegiado para los cristianos ya se nos invita a recordar el pasado, vivir el presente y preparar el futuro.
  5. El Adviento es memoria del misterio de gracia del nacimiento de Jesucristo. Es memoria de la Encarnación. Es memoria de las maravillas que Dios hace en favor de los hombres. Es memoria de la primera venida del Señor. El Adviento es historia viva.
  6. El Adviento es llamada a vivir el presente de nuestra vida cristiana comprometida y a experimentar y testimoniar la presencia de Jesucristo entre nosotros, con nosotros, por nosotros. El adviento nos interpela a vivir siempre vigilantes, caminando por los caminos del Señor en la justicia y en el amor. El Adviento es presencia encarnada del cristiano, que cada vez que hace el bien, reactualiza la Encarnación y la Natividad de Jesucristo.
  7. El Adviento prepara y anticipa el futuro. Es una invitación a preparar la segunda y definitiva venida de Jesucristo, ya en la “majestad de su gloria”. Vendrá como Señor y como Juez. El Adviento nos hace proclamar la fe en su venida gloriosa y nos ayuda a prepararnos a ella. El Adviento es vida futura, es Reino, es escatología.
  8. El Adviento es tiempo para la revisión de la propia vida a la luz de vida de Jesucristo, a la luz de las promesas bíblicas y mesiánicas. El adviento es tiempo para el examen de conciencia continuado, arrepentido y agradecido.
  9. El Adviento es proyección de vida nueva, de conversión permanente, del cielo nuevo y de la tierra nueva, que sólo se logran con el esfuerzo nuestro-mío y de cada uno de las personas- de cada día y de cada afán.
  10. El Adviento es el tiempo de María de Nazaret que esperó, que confío en la palabra de Dios, que se dejó acampar por Él y en quien floreció y alumbró el Salvador del mundo.

(Para trabajar el decálogo, ver Anexo 1 de la dinámica y material)

EL ADVIENTO: UN TIEMPO PARA LA ESPERANZA

La liturgia se organiza en tres años: año A, año B y año C. Volviéndose a repetir cada tres años, es decir, lecturas, personajes, etc, son cíclicos. El año C que ahora comenzamos utilizará preferentemente el Evangelio según San Lucas; de él se ha dicho que es “el Evangelio de la misericordia y de los pobres” y “el Evangelio del Espíritu Santo y de María”. (Fue el Evangelio que trabajamos el año pasado)

Con la llegada del tiempo de Adviento, se nos concede a todos los cristianos un nuevo tiempo para confiar , vivir y sembrar Esperanza.

El Adviento no consiste en esperar, sino en celebrar que la espera ya ha sido colmada, que la Promesa se ha hecho realidad. Porque Adviento es la presencia salvadora de Jesús en nuestras vidas, en nuestra Iglesia y en cada uno de nuestros Colegios Vicencianos. Es una presencia ya hecha realidad. No esperamos que el Salvador vaya a nacer, sino que el Niño es ya una realidad en nuestras vidas o que debería serlo todavía más, y eso colma nuestra Esperanza definitiva.

Como educadores vicencianos se nos abre la puerta esperanzadora del Adviento. Comienza el tiempo para celebrar que Dios es Dios entre nosotros, el Emmanuel, el esperado de los tiempos. No somos para la Esperanza, somos Esperanza para el mundo que debemos sembrar, celebrar y proclamar.

Adviento no es mirar al cielo esperando que algo suceda: “Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo?” (Hch 1, 11). Adviento es mirar al suelo para que sea posible el milagro de renacer.

En este tiempo de Adviento, en este tiempo de Esperanza, estamos llamados a afrontar como vicencianos un nuevo reto… porque esperar no es cruzarse de brazos, sino pasar a la acción, una acción creativa y eficaz que nos haga abandonar todo aquello de nuestras vidas que ya no sirve para nada, ya sea porque es del pasado o porque no sirve para los tiempos actuales.

Para la reflexión…

MVVALORES

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Escucha con atención: Esperarte (Grupo CoMpaSIóN)

 

PERSONAJES BÍBLICOS DE ADVIENTO

Los personajes bíblicos del adviento, sobre todo son: el profeta Isaías y Juan el Bautista . Ellos son voz, los mensajeros del mensaje, los mensajeros de Dios; los encargados de gritar a todos que se acerca la salvación. Su ruego es: “ Preparad el camino al Señor ”.

Isaías y Juan el Bautista, como nosotros, son mensajeros porque cumplen con dos requisitos muy importantes: vivir la escucha, transmitir con nitidez . Ellos, con su mensaje, tienen que sacar de su dolor a los que viven en el desánimo, tienen que devolver las ganas de vivir y de compartir a los que se han replegado sobre sí mismos. Tienen que demostrar la grandeza de la fe, el poder de la esperanza y la fuerza del amor.

Isaías y Juan el Bautista, tienen que ser los mensajeros que lleven a todos la alegría de saber que, ante ellos, se abre una nueva oportunidad.

Ellos son la voz que grita, son los testigos. Vienen para dar testimonio de la luz. Vienen a llamarnos a todos para que seamos, como ellos, voz y luz aquí y ahora, en el mundo donde nos ha tocado vivir. Y María, Virgen de la esperanza y madre del salvador.

Ellos, el profeta Isaías y Juan el Bautista, son:

voz de consuelo : diciendo al abatido una palabra de alivio;
voz de esperanza : capaz de preparar los caminos del Señor;
voz liberadora : amortiguando las cargas pesadas de los demás;
voz que sana : perdonando las ofensas de los otros;
voz que interpela : dando testimonio desde la vivencia de la Palabra de Dios;
voz que alegra : regalando sonrisa y buen humos;
voz que pacifica : ayudando, desde la serenidad y la calma;
voz para los demás : para los sin voz, para los tímidos, para los que encerrado en sí
mismos;
voz que sabe romper silencio de los que no tienen nada que decir .

Y nuestro mundo, nuestra vida está saturado de mensaje, noticias, anuncios, ruidos. Estamos en un mundo donde no se oye nada de lo que decimos, porque siempre hay alguien que habla más fuerte que nosotros. Estamos en un mundo de voces que nos mandan mensajes sin cesar:

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ESPIRITUALIDAD VICENCIANA DE ADVIENTO

Dios ha venido, viene y vendrá definitivamente a nosotros.

Durante el tiempo de Adviento, la liturgia nos invita a tomar conciencia de la venida del Señor. Su cedió en Belén hace más de 2000 años y hoy, como educadores cristianos que seguimos el ejemplo de San Vicente de Paúl renovamos el deseo de su segunda venida, donde Jesús, ese pequeño Niño que nació pobre y humilde en un establo se manifestará al final de los tiempos para instaurar un Cielo nuevo y una Tierra nueva.

Si me detengo por un segundo a mirar en “mi mundo”, quizás puedo ver preocupaciones, falta de tiempo y prisas por llegar, materialismo, ruido, asuntos pendientes, conflictos sin resolver, falta de paz y tranquilidad… y en medio de todo… miro… y quizás me de cuenta que me he olvidado del verdadero sentido de mi existencia y de mi verdadera vocación como educador vicenciano…

Captura de pantalla 2018-11-28 a las 11.11.03 a. m.Sigo mirando y… ¿dónde dejé a Dios? ¿Dónde quedó la Esperanza?

San Vicente dijo:
“Dadme un hombre de oración y será capaz de todo”

 

Pero:

  • ¿capaz de qué?
  • ¿qué capacidades puedes poner al servicio de tu comunidad educativa?

El Adviento es tiempo de Esperanza y actualmente, en nuestra sociedad la esperanza es una virtud algo olvidada. Vivimos en una sociedad donde se respira más bien desencanto y frustración. Quizás nuestra confianza no está bien fundamentada porque nos centramos tan solo en la confianza humana y dejamos de lado la confianza en Dios y en sus promesas.

Captura de pantalla 2018-11-28 a las 11.18.04 a. m.A partir de hoy se te brinda una nueva oportunidad para vivir y disfrutar la alegría del Adviento, pon más Adviento en tu vida, contempla las promesas que Dios nos ha hecho, disfruta y descansa en ellas. Regálate un tiempo para la oración, una mayor atención a las inspiraciones del Espíritu, que quiere hacer maravillas en nosotros y a través de nosotros.

La espiritualidad del Adviento es una espiritualidad comprometida, un esfuerzo hecho por la comunidad para recuperar la conciencia de ser Iglesia para el mundo, servidora de la humanidad, solidaria con todos los hombres y mujeres de nuestra sociedad, y una opción por los más vulnerables.

Vivamos disponibles con quien necesita nuestra ayuda. Vivamos la esencia de nuestro carisma en profundidad y con las manos llenas de esperanza y de buenas obras.

¡Vivamos el Adviento!

Enlace del documento.

Enlace de los separadores.

Enlace de la celebración de Adviento.

VEN DULCE HUESPED DEL ALMA

Si el cristiano hoy sigue asumiendo el proyecto de Jesús, es gracias al Espíritu Santo que nos ayuda a descubrir la verdad que resplandece en el Resucitado. Hablar del Espíritu es descubrir al dulce huésped de nuestra alma que habita en cada ser humano: “Entonces el Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo e insufló en su nariz aliento de vida; y el hombre se convirtió en ser vivo” (Gn 2, 7). Desde el primer aliento de vida el Espíritu está en continua relación con todo lo creado y nos abre el camino para descubrir al ungido del Señor, a Jesús, el Cristo, y dejarnos habitar finalmente por aquel que nos entrego su Espíritu en la Cruz.

Dejarnos habitar por el Espíritu supone buscar la verdad que resplandece en su Palabra y al meditarla, va dejando su huella en nuestro corazón, modelándolo como la arcilla en manos del alfarero; supone acercarnos a las cosas de Dios y al acercarnos descubrir que su principal tarea siempre ha sido y será su humanidad creada, por eso cuanto más Dios en nosotros, más humanidad alcanzaremos; y finalmente dejarnos habitar por Él supone amar en libertad sabiendo que cuanto más libre soy en Dios, más yo soy como proyecto de Dios.

Con la Secuencia de la festividad de Pentecostés invocamos al Espíritu pidiéndole que venga a nosotros el Dulce huésped del alma con sus siete dones. ¿Por qué pedir al dulce huésped del alma que habite en nosotros?

Pedimos al Dulce huésped del alma que habite en nosotros porque tenemos una esperanza total en Aquél que nos da la Vida a pesar de nuestras caídas y dudas.

Pedimos al Dulce huésped del alma que habite en nosotros porque en medio de nuestras desesperaciones, agobios y cansancios experimentamos un consuelo, el de Dios, que nadie nos lo puede arrebatar.

Pedimos al Dulce huésped del alma que habite en nosotros para que cuando venga el desgarrón de la muerte ajena o propia sepamos asumir, con fe y esperanza, el paso definitivo a la vida prometida por Jesús.

Pedimos al Dulce huésped del alma que habite en nosotros para vivir con serenidad y confiando en la Providencia la existencia de cada día, la que Dios nos da.

Pedimos al Dulce huésped del alma que habite en nosotros para llevar a cabo nuestra misión, la que ha pensado para cada uno de nosotro.

Pedimos al Dulce huésped del alma que habite en nosotros para ser capaces de orar en medio de las tinieblas, del dolor, del ruido del mundo.

VEN DULCE HUESPED DEL ALMA

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