PASCUA DE RESURRECCIÓN: ¡ESTA ES LA NOCHE!
Lo que centra la vida del cristiano acontece en la noche, rompe la oscuridad que nos envuelve y destruye las tinieblas del mundo. Y anoche «se tornó clara como el día», «Sólo ella conoció la hora en que Cristo resucitó». (Pregón pascual)
Así iniciamos la Vigilia pascual, abriéndose paso la luz para hacernos despertar de nuestra oscuridad y adentrarnos al hecho de la resurrección de Jesús, al mundo que viene del universo de Dios.
¿Cómo hablar de la Resurrección? En estos momentos de la historia nos encontramos como los discípulos, perplejos al no reconocer cómo un pedazo de cielo ha bajado a la tierra. A nuestros ojos les cuesta descubrir cómo la eternidad ha visitado el tiempo. Necesitamos ver para creer, tocar las manos del crucificado, pero… para encontrarnos con Cristo resucitado necesitamos abrir nuestro corazón a otra realidad, la de Dios.
La resurrección de Cristo solo es reconocible por la fe. Supone vivir en apertura creyente que nos posibilita descubrir el Misterio de Dios. Esto nos hace preguntarnos ¿cómo es mi fe?
La resurrección de Jesús no es un hecho accesible a nuestra voluntad o capricho. Tanto para los discípulos como para nosotros, es un acontecimiento chocante, raro, extraño pero revelador porque nos desvela algo sobre Dios. Con ella lo último y definitivo de Dios acontece en nuestra historia abriéndola a una dimensión de Verdad última.
Que este tiempo Pascual nos ayude a descubrir que las semillas del Reino crecen ya en los surcos de la historia porque para nosotros, la resurrección no es sólo una promesa, es también una tarea, según el mandato de Jesús: «Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios» (Mt 10,8). Así que manos a la obra, CRISTO HA RESUCITADO, tenemos una MISIÓN: Id a buscar a los hermanos por todos los rincones del mundo y llevarles la Vida nueva que Cristo nos trae.