Hace ya seis años que comencé mi “aventura” como Educador Vicenciano. Nunca antes había tenido la suerte de ejercer la docencia de manera profesional, siendo esta familia vicenciana la que me abrió las puertas de su casa y me brindó dicha oportunidad. Con el paso del tiempo, no solo he ido enseñando a nuestros alumnos, sino que yo también he ido aprendiendo en los valores que quería y que pedía de nosotros San Vicente. Como no puede ser de otra manera, esa enseñanza me la han transmitido, día tras día, mis compañeros, sin los cuales, con toda probabilidad, no sería hoy como soy.

Quiero empezar por aquí, porque fueron ellos mismos, junto con nuestra directora, Sor Dolores, al frente, los que, desde un primer momento, vieron “algo” y decidieron apostar por mí como representante para este proyecto que se abre: PREPÁRATE, DESARRÓLLATE, CAMBIA EL MUNDO. No puedo más que agradecerles con todo mi corazón lo que han hecho, hacen y continuarán haciendo. Por todo ello, muchas gracias, compañeros.

Sería hipócrita no decir, que al ver el correo, con el que se me nombraba para esta tarea, me quedé totalmente sorprendido, petrificado, inmóvil. Sinceramente, nunca pensé que pudiesen fijarse en mí y ya hacía tiempo que lo tenía perdido en algún rincón de la memoria, porque para mí, el gran logro fue que mis compañeros sí me tuviesen en consideración para esta aventura, y, como ya escribí, realmente, nunca contemplé, como real, la posibilidad de ser nombrado para este propósito, debido a que sé, a ciencia cierta, que hay maestros y maestras con mejores capacidades para la docencia, con mayor camino recorrido en este mundo de la educación, con grandes aptitudes para el liderazgo y con suficiente competencia para continuar llevando esta empresa a buen puerto.

Pero he sido yo uno de los elegidos, uno de los afortunados para esto. Ante mí, se presenta la increíble oportunidad de ver in situ el Modelo Educativo finlandés, otra realidad, otra perspectiva educativa. Un contexto didáctico, sobre el cual no hacemos sino leer lo fantástico y vanguardista que es. Un modelo que es envidia y a la vez imitado o pretendido por el resto de países de Europa. Me siento, como no podía ser de otra manera, muy dichoso, ya que voy a ser testigo y voy a poder palpar otro tipo de educación, otra manera de mirar al mundo de la docencia y, así poder encajarlo, en la medida de nuestras posibilidades, en la realidad que vivimos día a día con nuestros alumnos y alumnas.

Por último, debo dar las gracias y felicitar a todas Las Hijas de la Caridad por el inmenso esfuerzo que están haciendo para que sus maestros estén a la vanguardia de la educación, resultando favorecidos tanto nosotros, como nuestros alumnos, es decir, enhorabuena por hacer posible con su entrega ese eslogan que llevamos siempre en el consciente y el subconsciente de nuestra labor educativa: “Saber más para servir mejor”, con la inquietud y el deseo de que ese aprendizaje contribuya al desarrollo de una sociedad más justa. Si trabajamos desde el corazón con los niños y niñas que Dios ha puesto en nuestro camino, sin duda, podremos ver en ellos a los verdaderos agentes del cambio que nuestro mundo necesita.

Me acompañan a vivir esta apasionante aventura, la apertura de mente, la ilusión y el entusiasmo, convencido de que es un viaje con “billete de ida”: abierto a empaparme de todo, pero también con “billete de vuelta”, es decir, dispuesto a compartir lo que allí experimente y viva, pues lo importante no es lo que uno aprende, sino lo que se hace con aquello que aprende.

Sinceramente, muchísimas gracias.

Ancor Rodríguez Rodríguez
CPEIP Sagrado Corazón de Jesús
Arucas – Gran Canaria.